lunes, 4 de agosto de 2014

LOS CACIQUES DURANTE EL PERIODO COLONIAL

Cacique era el que designaba a los jefes de las comunidades taínas de las Antillas. A partir de la expansión colonial española en América, el término fue empleado por los conquistadores para designar a las autoridades políticas indígenas, sin atender a la diversidad de los sistemas políticos de América ni a la nomenclatura autóctona.
Algunos historiadores como Charles C. Mann en su obra 1491: New Revelations of the Americas Before Columbus (2005) han objetado el uso del término cacique en lugar de rey para referirse a los monarcas indígenas americanos, aunque sí se utilice para denominar a los caudillos de los llamados pueblos barbaros.
La utilización en América de la palabra cacique fue activamente promovida por la monarquía española. Una real cédula del 26 de febrero de 1538 insistía en que cualquier autoridad indígena fuera solo llamada "cacique", igualando por esta fórmula desde los más humildes jefes de bandas poco numerosas, hasta los reyes y nobles de los extintos imperios prehispánicos.
Pese a que gran cantidad de caciques fueron ejecutados en el fragor de la Conquista, la institución del cacicazgo, en sus variadas manifestaciones étnicas, sobrevivió durante los siglos coloniales. Y, de hecho, aún subsiste en la actualidad, aunque es más usada, sin embargo, la expresión líder. La figura del cacique no siempre resultaba comprensible para los europeos. Su autoridad era muy relativa en la tradición cultural de algunas etnias. Sus decisiones no eran del todo vinculantes y su autoridad estaba finalmente supeditada a la voluntad de las asambleas indígenas.
Existía un método de autogobierno, en que el cacique jugaba un rol coyuntural como portavoz, moderador, o tomando decisiones sólo frente a situaciones apremiantes. Esto resultaba especialmente desconcertante para los españoles. España venía saliendo de sus propias guerras de comuneros, que había finalizado con fuertes ataques oficiales contra toda forma de asambleísmo. Los conquistadores asimilaban la situación de estas tribus a un permanente caos y negligencia del jefe, por lo que entendieron que los caciques, como individualidades, eran prescindibles.
Pero pese a todo, dentro del sistema de jerarquías coloniales, la figura del cacique en sí era considerada necesaria. Tanto, de hecho, que existen diversos testimonios que aseguran que durante la Colonia la elección de los caciques de los pueblos indios fue manipulada por hacendados y curas en numerosas ocasiones.
En lo tocante a las elecciones de los caciques y gobernadores de los pueblos de esta Nueva España ha habido y hay grandes confusiones, porque unos suceden en estos cargos por herencia de sus padres y abuelos, y otros por elecciones, y otros porque Moctezuma los ponía por calpisques en los pueblos, y otros ha habido que los encomenderos los ponían y los quitaban a los que venían, y otros nombraban los religiosos. Hay otra elección de gobernador en algunos pueblos, que es cargo por sí, diferente del cacique, que tiene cargo del gobierno del pueblo, y éste eligen los indios.
Esta situación ambigua se sumaba a cierto descalabro de las relaciones sociales internas de los grupos indígenas, producto del mestizaje, de la catástrofe demográfica y el desarraigo de las personas que eran enviadas a los nuevos centros de explotación (minas y plantaciones). Como consecuencia de este cuadro, en no pocos casos el cacique fue perdiendo ascendiente sobre su comunidad, que comprendía paulatinamente que la autoridad efectiva era detentada en otras instancias.
Pasó entonces a ser un concepto aplicado por los españoles a ciertas personalidades de las culturas originarias de América, empleándose con frecuencia de forma equívoca para los hombres que ostentaban mayor poder económico (animales, áreas de cultivo, etc.) y más esposas. El equívoco persistió entre los no especialistas, ya que se suele designar como caciques a los soberanos absolutos de imperios (aztecas, quechuas, taínos, etc.), del mismo modo que a los jefes o líderes de pequeñas poblaciones consideradas “sin Estado”.
Bibliografía.
Aguirre, Roberto, Los caciques en el periodo colonial.
De Acosta, Joseph, Historia de los caciques en la colonia.

es. Wikipedia.org/cacique.

jueves, 26 de junio de 2014

PRODUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO LOCAL
Uno de los legados más dramáticos de la era colonial en la América Latina, llevó a las clases dominantes de las nacientes repúblicas en la región a renunciar a la posibilidad de producir conocimiento local. En esta visión, la producción teórica y el conocimiento local eran inútiles e innecesarios, pues existía un conocimiento universal, un pensamiento único, y este podía importarse desde Europa, bajo esta lógica, las universidades se concibieron como centros de difusión de teorías ajenas a las realidades nacionales, y constituyeron urnas de cristal en medio de la efervescente dinámica social de comienzos del siglo XX.
Se concibe la labor pedagógica de la prensa articulada a un proyecto cultural más amplio que brindará los espacios y las herramientas para la reflexión, el debate, la polémica y la producción teórica, es decir, la producción de conocimiento local. Entendemos esta producción teórica como la capacidad de apropiarse de una matriz teórica, en tanto conjunto articulado y coherente de ideas y conocimientos para el análisis de una realidad social específica en un momento histórico concreto. Este proceso es capaz de generar una comprensión más profunda de la realidad local en sus aspectos generales pero también en los específicos, al mismo tiempo que produce nueva teoría y nuevo conocimiento.
De esa forma, la producción de conocimiento no puede ser entendida solo como especulación teórica, sino profundamente enraizada en la praxis, en su sentido más amplio: cultural, político, social. El conocimiento se crea entonces a partir de un esfuerzo de abstracción de los datos factuales de la realidad social, esfuerzo de abstracción mediatizado por la apropiación de la matriz teórica marxista, y regresa a ella, a la realidad social, para transformarla. Este segundo momento, este camino de regreso de la teoría a la práctica constituye concreto abstracto, que no es la misma realidad social instaurada como punto de partida, sino que representa otro momento, una nueva realidad, diferente al haber sido transformada por el conocimiento en su camino de regreso.
La producción del conocimiento local: historia y política en la obra de René Zavaleta, Luis Tapia sostiene que la producción de conocimiento local siempre tiene un componente de producción de teoría. Este proceso, según el autor, se daría a partir de lo que él llama la apropiación de teorías generales, que en el caso de Zavaleta lo denomina nacionalización del marxismo. Esto consistiría en la apropiación, por la vía de la interiorización, del marxismo como matriz teórica. En la medida en que este cuerpo se convierte en una concepción del mundo interiorizada, se vuelve también una forma de pensar cotidianamente el conjunto de relaciones y experiencias en la vida cotidiana, y en la reflexión que se va haciendo sobre la sociedad en que se vive y sobre la que se investiga. La producción de un nuevo conjunto de categorías en el seno del marxismo se habría dado cuando, en algunas sociedades, ha habido procesos de apropiación intelectual de esta tradición y matriz, y este pensamiento se ha enraizado en el proceso y los problemas locales, que a partir de ello habrían tenido una mayor inteligibilidad. Para Tapia, los más significativos desarrollos de la teoría marxista se han dado a través de grandes nacionalizaciones del marxismo, como las que han realizado Lenin, Gramsci y Mariátegui.[1]
Podríamos incluso decir que es transacadémica, ya que se plantea como un proyecto colectivo que incluye también a los propios actores sociales, es decir, trabajadores, campesinos, estudiantes, además de los intelectuales progresistas y de vanguardia.
La ausencia de una producción editorial adecuada para tales fines lo lleva a plantear que el problema editorial es uno de los escollos más graves de la cultura: El libro, la revista literaria y científica, son no solo el índice de toda cultura, sino también su vehículo. Y para que el libro se imprima, difunda y cotice, no basta que haya autores. La producción literaria y artística de un país depende, en parte, de una buena organización editorial.
En este sentido, se reconoce como espacio donde ese movimiento intelectual y espiritual adquiere organicidad, como un proyecto colectivo con alcance fundacional. El debate que recogió la revista a lo largo de su existencia representó un marco de referencia que tuvo profundas implicaciones teóricas y políticas. La amplitud de la revista no significó falta de identidad; por el contrario, fue consciente de su rol y su postura ideológica y, sin embargo, abre sus puertas a los más diversos temas y acepta en sus páginas posiciones discrepantes. La polémica se eleva, de esta forma, a la condición de instrumento metodológico para esclarecer, profundizar y para producir conocimiento.
BIBLIOGRAFÍA.
Tapia Mealla, René, (2002), La Producción del Conocimiento Local.


[1] Tapia Mealla, L. (2002), La Producción del Conocimiento Local, historia y política en la obra de René Savaleta, Bolivia, P. 10.
APUNTES PARA UN ESTADO PLURINACIONAL
Ximena Soruco Sologuren, en la investigación para el fortalecimiento del Estado boliviano dentro del proceso de cambio “Apuntes para un Estado Plurinacional”, señala dos Bolivias, una indígena, arcaica, subdesarrollada y pobre asentada en el occidente y otra moderna, con un mestizaje regional, exportador y próspero, en el oriente[1], las cuales analizaremos y arribaremos a una conclusión.
Las elecciones generales del 18 de diciembre de 2005 fueron resultado de la crisis política de junio de 2005 que derivó en la renuncia y posterior sucesión constitucional de Carlos Mesa, bajo el acuerdo congresal de aprobar la convocatoria a elecciones nacionales y la realización de elecciones para prefectos departamentales. Este acuerdo incluyó además la realización simultánea del referendo sobre autonomías departamentales y la elección de constituyentes para julio de 2006. El proceso electoral dio como partido ganador al Movimiento al Socialismo, pero lo que generó mayor sorpresa fue la contundencia de esta victoria: el MAS ganó con una votación del 53.7%; el más alto porcentaje de todo el periodo democrático iniciado en 1982.
La Bolivia Indígena, en el actual territorio se desarrollaron a lo largo de la historia, antiguas culturas precolombinas como la Tiahuanacu, la Cultura Hidráulica de las Lomas y el Imperio Incaico y el Imperio español, que dominaron el territorio hasta que el país se independizó en 1825, año a partir del cual adoptó el nombre de Bolivia. Al haber heredado las tradiciones del mestizaje colonial y las culturas precolombinas, es un país multiétnico y pluricultural, rico en la mezcla de tradiciones y folklore de habitantes mestizos, indígenas, blancos descendientes de criollos, afro bolivianos, y en menor proporción, de migrantes europeos y asiáticos.
El término «indígena» acuñado como denominativo para los pueblos originarios del continente, en Bolivia se utiliza principalmente cuando se alude a los habitantes de las regiones tropicales de la Amazonia y el Chaco y no así para los pueblos altiplánicos que, por sus características culturales y productivas, su organización tipo sindicato agrario y su percepción de la identidad étnica son clasificados y se consideran "campesinos". En el Oriente, Chaco, y Amazonia se asientan numerosos pueblos indígenas que han desarrollado una gran capacidad de manejo del territorio y que en la actualidad están luchando por su protección y por el uso adecuado de los recursos naturales.
La Bolivia moderna, denominada así al Departamento de Santa Cruz, la élite y sus intelectuales orgánicos defienden el statu quo a través de argumentos racistas, no sólo en 1996, sino en cada coyuntura en la que sienten amenazada la gran propiedad de la tierra. Los discursos racistas de la élite defendían el latifundismo regional; lo que aún faltaba analizar era una cuestión bastante más complicada: si el discurso racista justifica el latifundio, ¿es al mismo tiempo posible pensar que en la misma estructura agraria de Santa Cruz radique la explicación para la vigencia de un racismo tan radical?
En este sentido, el pensamiento como las prácticas sociales dominantes se desarrollaron en torno a un habitus colonial, haciendo que en Santa Cruz el racismo se consolide como lógica política y social de la élite a lo largo del tiempo, en Santa Cruz, varios episodios históricos hicieron posible que el “colla” se consolide como el enemigo central y que el indígena de tierras bajas fuera marginalizado en el discurso político regional. Su origen ajeno a la región, su migración masiva a la región y su resistencia al poder junker (terrateniente, latifundista), son algunos de los factores que convirtieron al “colla” en el chivo expiatorio perfecto para el discurso cruceño; junto con el Estado, explican todas las desgracias posibles y se constituyen como el clásico enemigo ideológico. El indígena oriental, en cambio, ha pasado a jugar un rol menor en lo discursivo y es menospreciado por la élite cruceña como posible amenaza.
El progreso del Estado desde la perspectiva empresarial es considerada la base del desarrollo es la consolidación de un proyecto común que todos deben compartir eliminando cualquier regionalismo. El crecimiento de cada departamento no solo afecta a sus habitantes sino al resto del país. “Cada departamento no solo crece como departamento sino como país, pero para ser parte de ese desarrollo de país se necesita tener una buena relación entre todos, en vez de regionalistas tenemos que ser nacionalistas”.
BIBLIOGRAFÍA.
Soruco Sologuren Ximena, investigación para el fortalecimiento del Estado boliviano dentro del proceso de cambio “Apuntes para un Estado Plurinacional”.



[1] Soruco Sologuren, X. Apuntes para un Estado Plurinacional, La Paz – Bolivia, P. 9.

miércoles, 25 de junio de 2014

TEORÍA DEL ESTADO O CIENCIA POLÍTICA
Varios escritores interpretan desde perspectivas diferentes la Teoría del Estado y la Ciencia Política, según el Abogado Paul Antonio Coca Suarez Arana, en las universidades del Oriente la denominan “Ciencias Políticas” y en las universidades del Occidente “Teoría del Estado”, realizaremos un análisis detallado de los dos términos para arribar a una conclusión.
Maquiavelo será el primero en introducir el término “stato” (estado), esta disciplina o este término como objeto de estudio comenzará a estructurarse con la conformación de los primeros consejos[1], La teoría del estado comienza a dar sus primeros pasos con la cameralística alemana del siglo XVIII, que comprendía además de la propia teoría del estado la ciencia política y todo lo que ella englobaba entonces, posteriormente la teoría del estado se iría independizando, apareciendo así unida a la gran expansión de la iuspublicistica alemana del S. XIX. En este estudio es importante destacar la Teoría General del Estado, y en la que explica que dentro del derecho se van a estudiar las normas que salen del estado. Héller incorpora un estudio mucho más sencillo del Estado (pero más difícil de comprobar), en el que nos explica que no basta con las instituciones sino que hay que incorporar al que obedece. Debido a esto la Teoría General del Estado pasará a llamarse Teoría del Estado.
La “Teoría del Estado” es una disciplina científica que se desarrolla dentro de una eclosión del derecho publico en Alemania a principios del siglo XIX, y que tiene como objeto de estudio el fenómeno llamado Estado.
La ciencia es el conjunto de técnicas y modelos que permite organizar el conocimiento sobre una estructura de hechos objetivos. La política, por su parte, es una actividad ideológica destinada a la toma de decisiones de un grupo para alcanzar objetivos y el ejercicio del poder para la resolución de conflictos, por otra parte, es posible distinguir entre las ciencias formales (sin contenido concreto, como la matemática), las ciencias naturales (estudian la naturaleza, como la geología) y las ciencias sociales (se encargan de analizar los fenómenos de la cultura y la sociedad, como la historia).
Dicho esto, podemos afirmar que la “Ciencia Política” es una ciencia social que se dedica al estudio de la actividad política como un fenómeno universal y necesario. La ciencia política también se encarga de desarrollar la Teoría del Estado, la principal forma de organización social.
En 1949, la recientemente creada Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) solicita que en la ciudad de París (Francia) se reúnan los más destacados expertos y estudiosos con la finalidad de tratar de redefinir y acotar su objeto de estudio. Las deliberaciones concluyen con la confección de la célebre “Lista Tipo”[2], elaborada bajo una fuerte influencia del pensamiento anglosajón. Esta Lista Tipo sería un interesante resumen de los temas que la Ciencia Política debe ver, y contribuyó al desarrollo, Dicha Lista constituye tan sólo una mera enumeración de temas en el sentido que no encierra un concepto esencial o distintivo de lo político sigue siendo, a pesar de más de medio siglo de vida, un obligado punto de referencia para la elaboración de marcos teóricos y la confección de los programas universitarios.
Según Paul Coca Suarez, la Ciencia Política o Teoría del Estado, como toda ciencia, se relaciona con distintas ciencias y, en ocasiones, hasta se mezcla con otras, apareciendo en el mejor de los casos como una superposición de algo, como el caso que veíamos inicialmente la confusión que se genera con las ramas de Historia del Pensamiento Político y Derecho Político pero ello no hace más que enriquecer a esta ciencia[3]
La Ciencia Política es muy importante ya que mantienen al mundo trabajando, mediante la relación de poder que se da entre los gobernantes y gobernados y que hacen que una sociedad prospere o empeore. 
La Ciencia Política otorga los instrumentos doctrinales para la aplicación de la misma; la práctica depende de los gobernantes y de los gobernados, puesto que los primeros deben responder al mandato popular de los segundos.
BIBLIOGRAFÍA.
Coca Suarez Arana Paul Antonio, (2011), Apuntes de Teoría del Esta


[1] Teoría del Estado, html.rincóndelvago.com/teoría del estado.
[2] Coca Suarez Arana, P., (2011), Apuntes de Teoría del Estado (Ciencias Políticas), un vistazo desde lo jurídico, (Primera Edición) Santa Cruz – Bolivia, P. 10.
[3] Ibidem. P. 12.