APUNTES PARA UN ESTADO
PLURINACIONAL
Ximena Soruco
Sologuren, en la investigación para el fortalecimiento del Estado boliviano
dentro del proceso de cambio “Apuntes para un Estado Plurinacional”, señala dos
Bolivias, una indígena, arcaica, subdesarrollada y pobre asentada en el
occidente y otra moderna, con un mestizaje regional, exportador y próspero, en
el oriente[1],
las cuales analizaremos y arribaremos a una conclusión.
Las elecciones
generales del 18 de diciembre de 2005 fueron resultado de la crisis política de
junio de 2005 que derivó en la renuncia y posterior sucesión constitucional de
Carlos Mesa, bajo el acuerdo congresal de aprobar la convocatoria a elecciones
nacionales y la realización de elecciones para prefectos departamentales. Este
acuerdo incluyó además la realización simultánea del referendo sobre autonomías
departamentales y la elección de constituyentes para julio de 2006. El proceso
electoral dio como partido ganador al Movimiento al Socialismo, pero lo que
generó mayor sorpresa fue la contundencia de esta victoria: el MAS ganó con una
votación del 53.7%; el más alto porcentaje de todo el periodo democrático
iniciado en 1982.
La Bolivia Indígena,
en el actual territorio se desarrollaron a lo largo de la historia, antiguas
culturas precolombinas como la
Tiahuanacu, la Cultura Hidráulica de las Lomas y el Imperio Incaico y el Imperio español, que dominaron el
territorio hasta que el país se independizó en 1825, año a partir del cual
adoptó el nombre de Bolivia. Al haber heredado las tradiciones del mestizaje colonial y las culturas precolombinas,
es un país multiétnico y
pluricultural, rico en la mezcla de tradiciones y folklore de habitantes mestizos, indígenas,
blancos descendientes de
criollos, afro bolivianos, y en menor proporción, de migrantes europeos y
asiáticos.
El término «indígena»
acuñado como denominativo para los pueblos originarios del continente, en
Bolivia se utiliza principalmente cuando se alude a los habitantes de las
regiones tropicales de la Amazonia y el Chaco y no así para los pueblos
altiplánicos que, por sus características culturales y productivas, su
organización tipo sindicato agrario y su percepción de la identidad étnica son
clasificados y se consideran "campesinos". En el Oriente, Chaco, y
Amazonia se asientan numerosos pueblos indígenas que han desarrollado una gran
capacidad de manejo del territorio y que en la actualidad están luchando por su
protección y por el uso adecuado de los recursos naturales.
La Bolivia moderna,
denominada así al Departamento de Santa Cruz, la élite y sus intelectuales
orgánicos defienden el statu quo a través de argumentos racistas, no sólo en
1996, sino en cada coyuntura en la que sienten amenazada la gran propiedad de
la tierra. Los discursos racistas de la élite defendían el latifundismo
regional; lo que aún faltaba analizar era una cuestión bastante más complicada:
si el discurso racista justifica el latifundio, ¿es al mismo tiempo posible
pensar que en la misma estructura agraria de Santa Cruz radique la
explicación para la vigencia de un racismo tan radical?
En este sentido, el pensamiento como
las prácticas sociales dominantes se desarrollaron en torno a un habitus
colonial, haciendo que en Santa Cruz el racismo se consolide como lógica
política y social de la élite a lo largo del tiempo, en Santa Cruz, varios
episodios históricos hicieron posible que el “colla” se consolide como el
enemigo central y que el indígena de tierras bajas fuera marginalizado en el
discurso político regional. Su origen ajeno a la región, su migración masiva a
la región y su resistencia al poder junker (terrateniente, latifundista), son
algunos de los factores que convirtieron al “colla” en el chivo expiatorio
perfecto para el discurso cruceño; junto con el Estado, explican todas las
desgracias posibles y se constituyen como el clásico enemigo ideológico. El
indígena oriental, en cambio, ha pasado a jugar un rol menor en lo discursivo y
es menospreciado por la élite cruceña como posible amenaza.
El progreso del
Estado desde la perspectiva empresarial es considerada la base del desarrollo
es la consolidación de un proyecto común que todos deben compartir eliminando
cualquier regionalismo. El crecimiento de cada departamento no solo afecta a
sus habitantes sino al resto del país. “Cada departamento no solo crece como
departamento sino como país, pero para ser parte de ese desarrollo de país se
necesita tener una buena relación entre todos, en vez de regionalistas tenemos
que ser nacionalistas”.
BIBLIOGRAFÍA.
Soruco Sologuren Ximena,
investigación para el fortalecimiento del Estado boliviano dentro del proceso
de cambio “Apuntes para un Estado Plurinacional”.
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